Después de mediodía salimos para León a disfrutar las celebraciones de La Gritería. Por el tráfico tupido y la carretera estrecha, todavía de dos carriles, nos tomó más de hora y media el viaje de menos de noventa kilómetros, en especial porque al pasar por el área de Mateare pedíamos ir lentos con la infructuosa esperanza de apreciar las emanaciones del Momotombo, actualmente en reposo.
León estaba en plena efervescencia, cantidad de visitantes, familiares, vecinos y turistas caminando por las antiguas calles empedradas, conjuntos de altares a la Virgen para abrir sus puertas o ventanas a las seis de la tarde, muchos comercios activos en las aceras detrás de Catedral, variedad inagotable de restaurantes, bares y cafeterías nuevas en las largas cuadras leonesas, pequeños hoteles, posadas, hostales y todo tipo de hospedajes ofreciendo sus servicios. En fin una transformación positiva de la otrora soñolienta ciudad universitaria.
Source: La Prensa de Nicaragua